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Erika Kaiser crea conciencia sobre el trasplante de órganos


Desde muy pequeña llevó un estilo de vida saludable, sin embargo, mientras estaba en la universidad se enteró de que tenía una enfermedad autoinmune. “Lo último que te vas a imaginar es que vas a estar enferma después de haber sido tan sana. Empecé a tener una erupción en los brazos, pero así como me salía se me quitaba, no le daba importancia y siempre justificaba. Empecé a engordar y un día regresando del gimnasio no me pude bajar del coche, no podía mover las piernas. Ese día me llevaron con mi doctor”, recuerda Erika.


En ese momento el médico les dijo que no estaba subiendo de peso, sino que estaba hinchada, “el dolor que yo tenía en las piernas era el peso del agua que estaba cargando porque en ese momento mis riñones ya no estaban funcionando. Yo jamás en mi vida había escuchado la palabra lupus. En este caso, mis células están un poco confundidas y me atacan a mí misma, y en mi caso, me atacó los riñones. En ese momento me dijeron que tenía dos meses de vida”, cuenta.


Con una actitud positiva, Erika recibió un tratamiento que le permitió vivir, aunque unos años después necesitaría un trasplante de riñón. “Cuando te dicen que necesitas un trasplante, ¿en quién piensas? Claro, en tus familiares, en lo que es lo más cercano. Mi hermano me había dicho que la verdad no me lo quería dar, mi hermana me dijo que sí, pero era menor de edad, entonces en ese momento ella no podía. Te enfrentas a la realidad de lo que es la donación de órganos. Hay una serie de procesos, tanto médicos, como legales”, dice Erika, quien tuvo la fortuna de que una amiga fuera su donadora, pero los gastos son altísimos, por lo que tuvo que crear la campaña “Erika quiere vivir” con la que recaudó fondos para la operación.


“Gracias a Dios tengo un ángel en mi vida que es mi amiga Gabriela y que ella fue la única y la primera a la que le hicimos pruebas y salió compatible. Y viene un protocolo de trasplante. Todas las partes médicas tienen que revisar tanto al donador como al que lo va a recibir. Se ven todas las especialidades, cardiólogo, gastro, dentista, psiquiatras… Porque tienen que ver si yo voy a ser responsable con el riñón, si no hay un tema de extorsión o de dinero de por medio”, comenta, aunque por supuesto está el otro lado de la moneda, aquellos que tienen que entrar a una lista de espera por tiempo indefinido.


“Son tantas cosas que hay detrás de la donación de órganos que las personas no saben y creo que parte de mi responsabilidad, como de muchas personas que estamos trasplantados, es poder informar. Ya no hablemos de donación en vida, hablemos de cuando nos vamos de este planeta terrenal y en ese momento tú tienes la capacidad de donar siete de tus órganos. Salvar vidas”, cuenta Erika, quien se ha dedicado a hablar de este tema para combatir la mala información.


Kaiser, además, decidió ser parte de los World Transplant Games en la categoría de triatlón, y a pesar de que los entrenamientos son duros con su condición, disfruta de cada momento y de la comunidad que se forma. “Empezar a conocer esta gente, el darte cuenta de que hay tantas personas con mil historias más fregonas. Los juegos para trasplantados son maravillosos, van personas de todas las edades, de todo el mundo hay mil categorías, imagínate lo que se siente ver a niños que tienen trasplantes, que tienen cinco años y están compitiendo en algo, como también lo que siente ver a alguien de 90 años con trasplante de corazón, trasplante de pulmón, y están compitiendo. O sea, es una experiencia maravillosa”, confesó Erika, quien ganó una medalla en sus primeros juegos. “El mensaje principal de ir a los juegos es decirle a la gente ‘hey, existe esto porque gracias a la donación de órganos alguien vive al mil’”, afirmó.

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