La tensión militar subió ayer de tono en el Donbás con un intercambio de ataques entre el Ejército ucraniano y milicias prorrusas, que amenazan con echar por tierra las demandas de una desescalada rusa.
Ucrania llamó urgentemente a sus aliados occidentales a "condenar" los ataques rebeldes contra objetivos civiles, uno de los cuales se produjo a escasos kilómetros de la frontera con Rusia.
La OTAN alertó contra los supuestos planes del Kremlin de aprovechar el recrudecimiento de las hostilidades en el este de Ucrania como "excusa" para invadir el país vecino.
Por su parte, el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, advirtió también que Rusia podría utilizar de pretexto los bombardeos para una invasión a Ucrania.
Los ataques con mortero y artillería prohibida por los Acuerdos de paz de Minsk comenzaron en la madrugada y se intensificaron en el día.
"Los civiles se refugiaron en los sótanos", informó Yevgueni Kaplin, un cooperante de la agencia UNIAN. Cuatro personas resultaron heridas en la región de Lugansk.
Pudo ser mucho peor, ya que uno de los proyectiles cayó en un jardín de niños. Por suerte, los menores se encontraban en la habitación contigua desayunando. Dos profesores sufrieron una leve conmoción.
Mientras, el presidente de EU, Joe Biden, dijo que no tiene planes de llamar a su par ruso, Vladimir Putin.
Reiteró que el riesgo de una invasión rusa a Ucrania es "muy alto" y podría tener lugar en "días", a pesar de que Moscú afirmó que estaba retirando tropas de la frontera.
Rusia amenazó con reaccionar, incluyendo la opción militar, en caso de que EU rechace sus exigencias en materia de seguridad, y reiteró que desea la retirada de las fuerzas estadounidenses de Europa central y oriental, y de los Estados bálticos.
"Si no hay una disposición de parte de EU de entendernos sobre las garantías jurídicas para nuestra seguridad (...) Rusia se verá obligada a actuar", dijo el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
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