Durante su video de TikTok aseguró que las acciones comenzaron el día lunes 11 de marzo de 2013 alrededor de las 11 de la mañana o de las 12 del mediodía en Reynosa Tamaulipas, cuando sujetos en camionetas blindadas llegaron a la unidad habitacional donde vivía, y la secuestraron junto a su pequeña hija de 3 meses; ella tenía apenas 18 años.
"Siempre he sido una persona totalmente transparente con la gente que me rodea, mi hija y yo somos un milagro", escribió en la descripción del video que publicó.
El secuestro duró aproximadamente 15 días, en los que la tuvieron dentro de los grandes camionetones de los sicarios, quienes llevaban consigo a por lo menos otras 50 o 70 personas, a quienes encerraron en casas de seguridad, y los fueron matando y desapareciendo uno a uno. Supuestamente había mujeres embarazadas, personas de la tercera edad y niños dentro del grupo.
A pesar de que a ella la llevaron a este rancho donde metían a la gente en tambos, la llevaban con ellos siempre que podían, por lo que fue testigo de balaceras, enfrentamientos con las autoridades, y un sinfín de escenarios que a marcaron durante toda la vida; sin embargo, apuntó, nunca las amenazaron, ni fueron violentos con ellas.
Además, reveló que nunca le faltó comida ni leche o pañales, pues los propios sicarios eran quienes compraban todas las cosas que le hacían falta con tal de que no llorara; lamentablemente la leche le hizo daño un buen día por lo que la llevaron al hospital donde intentó pedir ayuda a una enfermera, pero ésta se negó para protegerse a sí misma.
"Entiendo que ella tiene familia y que siempre busca protegerla. Confío en las redes sociales y este video le va a aparecer, sé que vamos a estar siempre presentes en su memoria. A lo mejor tiene la incertidumbre. Amiga, estamos bien", fue el mensaje que le mandó por TikTok.
Entre otros detalles, reveló que a lo largo de la jornada estuvo siempre acompañada con un celular alternativo que tenía al que le robaron. En la pañalera de su hija viajó siempre un radio de Nextel con el que estuvo en contacto con su madre casi todos los días. Incluso aprovechaba las noches de sueño de los malandros para recargar su celular.
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