En febrero, un millón 78 mil personas se sumaron a la población ocupada o con empleo, pero los índices de precarización laboral alcanzaron uno de sus mayores niveles durante la pandemia, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Durante el segundo mes del año, 27.1 por ciento de la población ocupada laboró en condiciones críticas, es decir, con bajos salarios y jornadas que no corresponden a las necesidades del trabajador. Es la mayor cifra desde mayo pasado (28.2 por ciento), cuando se alcanzó el pico durante la crisis sanitaria.
En condiciones críticas trabajan aquellas personas que laboran menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a ellas; las que laboran más de 35 horas a la semana y ganan menos de un salario mínimo mensual y las que trabajan más de 48 horas semanales y perciben hasta dos salarios mínimos.
De acuerdo con el INEGI, la población ocupada aumentó de 51.95 millones en enero a 53.03 millones, lo que representó un crecimiento de 2.7 por ciento. La mejoría se dio después de tres meses consecutivos de pérdidas, en los que quedaron más un millón de personas fuera del mercado laboral.
Sin embargo, pese a esa recuperación, dos millones 714 mil 390 personas aún no logran regresar a su empleo o lo perdieron, de las cuales 70 ciento es mujer, esto comparando las cifras de febrero de 2020 frente a las del mismo mes de este año.
La población ocupada en jornadas de más de 48 horas semanales disminuyó en 1.6 millones de personas y la ocupada en jornadas de 35 a 48 horas semanales tuvo un descenso de 1.2 millones de personas en el periodo de referencia.
En tanto, la población desocupada de 15 y más años, como proporción de la Población Económicamente Activa, representó 4.4 por ciento, equivalente a 2.4 millones de personas y 0.8 puntos porcentuales mayor que la de febrero del año pasado.
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